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Foto vía @newyorkcasino

Los operadores de casas de apuestas en el mundo enfrentan un reto nunca antes visto debido a la emergencia sanitaria por la propagación del COVID-19.

Y es que sin deporte, ni ligas activas, la pregunta es ¿qué sucederá si no hay juegos para apostar?

Marzo es uno de los meses más importantes para el mundo de las apuestas, ya sean legales o bien con corredores de manera ilegal, pues tradicionalmente se juega el ‘March Madness’ es decir, el torneo final de baloncesto universitario de la NCAA.

Tras la cancelación del torneo y de prácticamente todas las ligas deportivas en el mundo, la situación en Las Vegas y demás ciudades con gran actividad en las apuestas es de incertidumbre pues no se sabe qué va a pasar en un futuro próximo.

El golpe económico está siendo devastador para las apuestas, en Estados Unidos el ‘March Madness’ recauda aproximadamente la misma cantidad de apuestas que el Super Bowl. Este año, tan solo en Nevada, el Kansas City Chiefs vs San Francisco 49ers acumuló un total de 154.6 MDD con ganancias para las casas de apuestas por 18.8 MDD.

Sin el torneo las apuestas a los ganadores serán reembolsadas, aunque a nivel corporativo, las casas de apuestas ya analizan qué va a pasar en un futuro si los torneos no concluyen.

Una opción es esperar a que las ligas determinen si se reanudan o no y de no hacerlo, a quién le otorgarán el título de campeón, una apuesta vigente para quienes a principio de temporada confiaron en un equipo para salir campeón de su liga.

Otro tipo de apuestas requiere un mínimo de partidos disputados, como en la NBA donde varias casas manejan el over/under altas y bajas que un equipo suma durante la temporada regular, pero que requieren un mínimo de 81 partidos jugados, algo que no sucederá.

El tiempo determinará cuánto más habrá que esperar para reanudar la actividad deportiva en el mundo y entonces las casas determinarán los mecanismos de apuestas que se puedan pagar y aquellas que ameritan reembolso a los clientes.